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De They Live a Black Mirror

¿cómo combatir la ideología y no morir en el intento?

Publicado: 2018-01-09


Cuando Slavoj Zizek analiza la película They live (1988) y el papel que cumple la ideología en el mencionado largometraje obvia algunos puntos que me parecen importantes de discutir. Abordaré dos inconvenientes: el primero es que Zizek estudia la película solo parcialmente y no de principio a fin. Me explico: él afronta el largometraje solo de forma incompleta, ya que comenta solo la primera parte de ella, donde su lectura es que la interpretación de la ideología en la película es pesimista. Pero él parece que no ha visto toda la película, pues el largometraje de John Carpenter es, para la época que fue estrenada, totalmente optimista. Esto lo abordaremos a lo largo del ensayo. La segunda problemática es la definición de ideología que proyecta el film: los anteojos de sol nos permiten ver el mundo sin la ideología dominante. Entonces, la ideología ya viene insertada dentro de nosotros y, por lo tanto, es nuestro trabajo desenmascararla o atravesarla. El pesimismo, entonces, radica en que la ideología sea inmanente a nuestro ser. Aquí diré que la propuesta de la película no radica simplemente en esa proposición, sino que va más allá y nos enfrenta a una solución. A partir de esto, Zizek comenta que la ideología, según el sentido común, debería ser lo contrario: los anteojos deberían ser la ideología, un objeto que está fuera y que se nos introduce en nuestro cuerpo sensible para distorsionar nuestra “correcta” visión del mundo (Ver video). Esta propuesta está en una serie contemporánea llamada Black Mirror, más específicamente en el capítulo 5 de la tercera temporada: "Men against fire", de la cual haré una lectura.

En principio, They live propone que vivimos en un mundo dominado por unos pocos a costa de muchos. Mientras ellos hacen lo que quieren, nosotros estamos adormecidos en objetos y conductas banales (“They live, we sleep”). Por lo tanto, para romper ese mundo donde aparentemente todos somos iguales ante la ley y vivimos en democracia, se debe “despertar” a las masas para liberarlas del yugo de los gobernantes (en la película, son los extraterrestres). Para lograr ese cometido, primero debemos ver el mundo como verdaderamente es; de allí el papel de los anteojos de sol. Más adelante, se congrega a un grupo de revolucionarios que tienen la tarea, a través de las armas, de destruir el orden imperante: destruir la base de la ideología. Puesto que, si “ellos no saben lo que hacen, pero lo hacen”, entonces deben de “ver” lo que hacen para que dejen de hacer lo que hacen. Es la clásica propuesta de izquierda marxista antes de la caída del muro de Berlín: aquí una guerrilla urbana toma las armas para destruir o tomar el poder. En la película, John Nada y su grupo de “buenos revolucionarios” entra en un edificio de comunicaciones gubernamental con el objetivo de destruir la antena que nubla la visión de los demás seres humanos. Mientras los guerrilleros van cayendo uno por uno, John Nada logra el objetivo arriesgando su vida. Así, el poder del pueblo unido contra la tiranía de los gobernantes de turno alcanza su objetivo. De esta forma, si seguimos la película de principio a fin, podemos vislumbrar que al presentar la ideología como algo inherente a nuestro mundo social —no es solo un punto de vista pesimista donde no se hace o no se puede hacer nada—, en They live se lucha contra esa forma de ver el mundo, contra la ideología dominante. El fin del largometraje de John Carpenter es valorar el poder que tienen los hombres de carne y hueso, los trabajadores, los hombres de a pie, en su lucha por un mundo distinto y mejor. Los revolucionarios o guerrilleros que toman las armas contra los alienígenas logran su cometido, por eso es que la película es optimista en ese sentido: no hay nada que los hombres no puedan cambiar si unen sus fuerzas contra un enemigo en común.Lo que propongo es que hay una diferencia de apreciación en el arte audiovisual de la ideología y el mundo capitalista a través del análisis de They live y Black Mirror, puesto que ambos abordan los temas que he propuesto de distinta manera (el primero es una película optimista, mientras que la segunda es pesimista). La diferencia está, principalmente, en el contexto histórico donde se escribe el largometraje y la serie: uno realizado antes de la caída del muro de Berlín; el segundo, luego de ese acontecimiento, en la era contemporánea de la victoria (y resaca) del capitalismo.

¿Por qué la película tiene ese mensaje? No hay que olvidar que la fecha de estreno es el año 1988, un año antes de la caída del bloque comunista en Europa del este y tres años antes de la desintegración de la Unión Soviética. Por lo tanto, la obra de arte se posiciona como una propuesta donde el acto revolucionario está por venir, en el futuro; nosotros, los hombres, solo somos piezas de recambio que traerán la dicha de la nueva era. El caso es distinto de lo que se muestra en Black Mirror.

intro de la serie

Antes de analizar el capítulo de la serie Black Mirror quisiera, en principio, dar mi interpretación del título de la serie y de la temática en general. Sobre el título, este significa “El espejo negro”, en español. ¿Cuál es este espejo negro? Si somos perspicaces —como ya otros han detectado—, la referencia es a las pantallas negras de nuestros computadores, televisores, teléfonos inteligentes, tablets, etc. Esas pantallas que ahora han inundado el mundo contemporáneo y han cambiado la forma en como nosotros, como seres humanos, nos comunicamos, entablamos relaciones interpersonales, negociamos y nos entretenemos. Entonces, si el título hace referencia a las pantallas negras de nuestros aparatos electrónicos surge una nueva pregunta: ¿por qué la serie no se llama Black Screen en vez de Black Mirror? Aquí los realizadores fueron más inteligentes que el común de la gente y dieron en el clavo al colocarle ese título. La pantalla negra no es solamente una pantalla donde “vemos” el mundo digital que nos presentan, sino que también es un espejo. Me explico. Las pantallas de nuestros smartphones, por ejemplo, cuando se encuentran apagados, funcionan como espejos. Cuando los prendemos, pierden esa calidad y nos introducen al mundo virtual. Este mundo virtual es un mundo “otro”, es el espejo de nuestro mundo, donde podemos obtener de él nuestros deseos, donde podemos ser lo que no somos en la “realidad”. La pantalla negra, así, se transforma en un espejo donde trasfiero mis deseos, anhelos y frustraciones. Allí “vivimos” una nueva realidad donde tenemos carta blanca para despacharnos a nuestro antojo.

Pero (aquí viene el “pero”) no todo es color de rosa. El espejo negro refleja nuestros deseos, pero este espejo está roto, resquebrajado, porque simplemente no es la realidad. El black mirror es la ficción donde se presentan los horrores de la realidad, los horrores de ser humanos, la tragedia humana: el haber nacido prematuramente. El espejo está roto porque no es el sueño perfecto, es la pesadilla; la ficción presenta maravillosamente esa pesadilla al tener como base la realidad. (Aquí, nuevamente, se comprueba que la realidad y la ficción se retroalimentan constantemente; una no vive sin la otra). De esta forma, Black Mirror nos muestra que la tecnología, en un futuro cercano, no acabará con los problemas de la sociedad capitalista actual, sino que se acrecentarán los inconvenientes, ya que aún somos humanos. Los aparatos tecnológicos, al fin y al cabo, no cambian el hecho de que sigamos siendo humanos y, como tal, estemos incompletos, tengamos una falla y no seamos perfectos. El sueño de la modernidad donde las máquinas harán la vida humana más apacible, fácil y pacífica se convierte, en la ficción de Black Mirror, en una pesadilla a donde la humanidad se está arrastrando poco a poco.

Ahora volvamos al análisis del capítulo 5 de la tercera temporada de Black Mirror, “Men against fire” (2016). En este episodio, se nos presenta el mundo en un futuro cercano en el cual un grupo de jóvenes militares tienen que hacerle frente a una plaga de humanoides llamadas “cucarachas”. El fin es eliminarlos como si fueran animales infectados, como una peste. En uno de esos encuentros, el protagonista de la historia, Stripe, es hackeado por una de las cucarachas antes de ser esta asesinada. Este incidente lo perturba, no lo deja dormir y hasta acude al psicólogo de la base militar. El problema se agrava en la siguiente excursión contra las cucarachas, pues se da cuenta de que percibe los olores (como la sangre) y ya no “ve” a las cucarachas de la misma forma que las ven sus compañeros. ¿Qué sucedió? Stripe se da cuenta de que lo han estado engañando todo este tiempo en la base militar. Las cucarachas no son humanoides que hay que eliminar, sino seres humanos como todos los demás, pero que por una orden del gobierno deben de ser exterminados, puesto que poseen genes inferiores a los demás y, por ese motivo, se decidió su aniquilación. Al conocer esto, Stripe “despierta” y se percata de que tiene un software instalado en su cabeza que distorsiona la realidad: ha perdido el olfato para que no huela la sangre derramada, ve a las cucarachas como monstruos para que les sea más fácil matarlas, además de que el gobierno, a través de la base militar, controla sus sueños y los han convertido a él y a sus compañeros en asesinos de personas inocentes. Se da cuenta de que es parte de un genocidio avalado por el gobierno y con ayuda tecnológica. El hackeo hizo que viera la “realidad” que se le ocultaba detrás de la cortina, detrás de la ideología. Stripe atraviesa la fantasía ideológica a través de un hackeo de las masas explotadas (las cucarachas) para que salga del estado de alienación en el cual se encontraba.

Finalmente, Stripe es condenado por desobedecer las órdenes de sus superiores. Él trata de hacerles frente, pero es derrotado por el sistema, puesto que está solo y no le queda más remedio que seguir condenado a merced de la ideología, en esta ocasión disfrazada de tecnología.

Aquí es donde al comparar They Live y Black Mirror concluimos que la segunda obra de arte es pesimista en comparación con la primera. En “Men against fire” vemos que el protagonista lucha contra la ideología, pero falla en su intento; mientras que en la película sí logran vencer al sistema. ¿Por qué? Primero, en la serie es claro que la resistencia debe de ser en conjunto y no en solitario si es que se quiere lograr un objetivo. Stripe lucha solo y es vencido, mientras que John Nada vence porque tiene a sus compañeros en armas que lo auxilian constantemente. Segundo, atravesar la ideología en los dos ejemplos no es lo único que se debe hacer para destruir el sistema que lo crea, sino que luego debe venir la acción revolucionaria. En la película esta triunfa, pero en la serie fracasa por los motivos que ya expusimos.

La lucha en solitario del héroe contra el sistema no es el único motivo por el cual fracasa la empresa revolucionaria, sino que también depende contrastar desde dónde se escribe esta obra de arte. En la era de la victoria del capitalismo-democrático y liberal, los seres humanos no tienen una alternativa auxiliar al sistema imperante. Además, este se ha vuelto tan poderoso que es casi imposible penetrarlo y destruirlo. Por consiguiente, si la gesta revolucionaria se consigue, la pregunta que viene a continuación es ¿cómo construimos el nuevo estado? ¿A partir de qué? ¿Cómo? Después y mucho antes de la caída del muro de Berlín, las alternativas al capitalismo habían fracasado, porque estas llevaban a sus pueblos al desastre del totalitarismo. La serie, de esta forma, se inserta dentro de esta disyuntiva donde no se puede pensar, ni siquiera en la ficción, en una alternativa viable al sistema actual.

Por otra parte, la ideología no se presenta aquí como una función inmanente al ser humano como en They Live, sino que, como comenta Zizek que debería serlo, esta vez la ideología ha sido insertada al ser humano a través de la tecnología. Por consiguiente, la ideología es objetivamente la “falsa conciencia” que es introducida dentro del hombre sin su consentimiento o conocimiento. La falsa conciencia aliena al sujeto y eso es lo que hace la tecnología a favor del estado militarizado de Black Mirror. Aquí se nos presenta a la tecnología no como la salvación a la vida humana, sino como un objeto por el cual, en manos equivocadas se construye el desastre totalitario del estado. El enemigo, entonces, se transforma. Ahora ya no solo hay que luchar contra el aparato burocrático y la ideología que este promueve, como en They Live, sino que se ha agregado un componente más a la fórmula: la tecnología. El estado utiliza la tecnología para dispersar la ideología a los seres humanos. Ya no estamos frente a la formula kafkiana del gran estado gubernamental del cual no sabemos lo que quiere y nos oprime, sino que ahora debemos agregarle la tecnología como su aliada y nuestra enemiga, quien hace aún más difícil la liberación del individuo contemporáneo.

Black Mirror, en conclusión, es completamente pesimista en este sentido: no se puede luchar contra el estado y su uso de la tecnología en solitario. Más aun, es casi imposible hacerlo en conjunto, como sí se consigue en They Live, ya que se ha vuelto tan grande y poderoso que la misma idea de luchar contra ese estado está destinada a fracasar. Así, Black Mirror no nos muestra la utopía del avance tecnológico, sino la pesadilla que nos aguarda en un futuro que (¿ya?) está por llegar.


Escrito por

Ernesto Castillo

Soy crítico literario, músico, teórico, gusto del teatro y la filosofía. Últimamente me dedico a escribir.


Publicado en

Letra 0culta

Textos sobre teoría y análisis literario y social.