Últimamente estamos viendo en la cultura popular un cambio de perspectiva en la clásica aventura amorosa: dos personas se conocen, se enamoran, se separan, pero luego se juntan y viven felices para siempre. Pues esta fórmula usada hasta el cansancio en las series y películas se ha visto trastocada en los últimos años, sobre todo en las tres producciones que veremos en este ensayo: How I met your mother (2005), La la land (2016) y Doble (2017). ¿Cuál es el cambio? Pues ya no vemos a la pareja casarse, con hijos y viviendo felices por muchos años. En esta tradición, sí se enamoran, pero se dan cuenta que no serían felices juntos y se separan porque el amor que se tienen es tan grande que pueden dejar a su pareja solo para ser felices; ya no juntos, sino cada uno por su lado. Vamos a analizar cada una de las series y películas que he nombrado.

How I met your mother (HIMYM) nos cuenta la historia de Ted Mosby y su búsqueda a lo largo de nueve temporadas de su futura esposa. Justo antes de encontrarla, al final de la última temporada, el mismo Ted ha dejado de lado a su anterior amor: Robin Scherbatsky, quien se va a casar con su mejor amigo, Barney. En las temporadas previas habíamos visto como la relación de Ted y Robin se desarrolla, termina, se vuelven amigos; siempre quedando un cariño mutuo y una amistad firme. Cuando Robin decide casarse con Barney, Ted y Robin saben que ellos no tienen futuro, pues tienen planes distintos. Mientras Robin no quiere tener hijos y desea viajar por el mundo siendo periodista, Ted quiere tener hijos, casarse y ser un buen profesional. Ted deja ir a Robin y pasa la página. Aun cuando en los últimos capítulos Robin se debate entre si fue una buena decisión no quedarse con Ted, pues él siempre la cuidó, sabe que su relación no funcionaría. El último ejemplo de el cariño de Ted es cuando él recorrió el país y buscó a sus exparejas para recuperar el amuleto que ella había enterrado y perdido. Ted le hace entender el día de su boda que ese Ted ya no existe y que ahora ella se debe a Barney. Al final, Ted conoce a su alma gemela, Tracy McConell, y cumple sus ideales; lo mismo sucede con Robin, quien años después se separa de Barney. Cuando Tracy ya no está, Ted vuelve a buscar a Robin, con la anuencia de sus hijos, y se vislumbra una vuelta a su relación.

Mi lectura es la siguiente: desde el título, los productores nos han engañado con la trama, pues HIMYM no cuenta la historia de cómo Ted conoció a Tracy, sino la historia de Ted y Robin. No necesitamos conocer o ver más de la “madre” en otros capítulos, porque ya tenemos esa información a lo largo de la temporada (Ted quería una chica zurda, que toque el bajo, que estudie economía, etc.). Tracy McConell es el alma gemela de Ted —hasta comparten las mismas iniciales y los gustos—, mientras que Robin es su verdadero amor. Me parece una jugada maestra de los desarrolladores de la serie jugar con el título, pues los espectadores creímos en ello y lo esperábamos con ansias. Aunque, si hubiéramos sido más acuciosos, nos habríamos dado cuenta, desde el piloto, que la historia era entre Ted y Robin. Todo lo demás fue una farsa para desviarnos del final, aunque eso le moleste a algunos fans.

Robin tiene algo que la hace atractiva, aunque ella no tenga los mismos planes a futuro que Ted. De igual manera, ambos serían infelices si se quedan juntos, por eso se separan. Ted siempre amó a Robin y la serie es muy específica con eso, solo que Ted la amaba tanto que la dejó ir y seguir sus sueños, porque juntos no lo lograrían. De allí que, pasados los años, cuando ya los dos cumplieron sus metas profesionales y personales, Ted decide volverla a buscar y continuar con lo que habían dejado pendiente años atrás porque, ahora sí, ya no existe ningún impedimento de destruir tus planes o los míos, pues los dos ya somos dos adultos realizados. El verdadero amor de HIMYM es no interrumpir los sueños de la otra persona y dejarla ser libre, vivir y ser feliz, pues si esa felicidad es interrumpida por la relación, entonces te haré miserable y ese no es lo que yo busco. Al final, Ted y Robin se juntan cuando ya no existe ningún impedimento para ser infeliz al otro.

La la land (2016) es la historia de Sebastian y Mia, dos jóvenes que se conocen y se enamoran en la ciudad de Los Ángeles. Sebastian es un amante del jazz y que sueña con abrir un local dedicado exclusivamente a ese género musical. En cambio, Mia tiene como meta convertirse en una actriz de renombre. Los dos, a lo largo del film, tratan y fallan en su búsqueda personal. Al final, cuando se separan, Sebastian recibe una llamada para una audición. Busca a Mia, la alienta a que vaya a probar suerte, la convence y ella logra obtener el papel. A raíz de eso, le piden que se mude a París. Después de eso, Sebastian y Mia deciden separarse definitivamente, pues Mia debe seguir sus sueños y Sebastian también. Años después, vemos a Mia casada, con hijos y considerada una actriz importante. En una salida con su esposo, entra a un club de jazz, propiedad de Sebastian, y lo ve con su sueño cumplido. Ambos se ven y se nos muestra el sueño, donde ellos están juntos y felices si se hubieran mudado a París. Los espectadores vemos el sueño, la fantasía ideológica que sostiene al sujeto; en el sueño, todo es perfecto y no se vuelve repetitivo, como usualmente secede en la vida real, en el día a día que desgasta a la pareja. En La la land, el amor en la vida contemporáneo significa desprenderte de esa persona que quieres tanto, porque no quieres hacerla infeliz y deseas que cumpla sus sueños. El largometraje, en ese aspecto, es claro y esa es la lectura y el mensaje de Damien Chazelle, el director.

¿Entonces, el amor ya no tiene como fin vivir juntos y ser felices en pareja? Esta película nos dice que lo más importante es la consagración individual que el amor de pareja, que es de naturaleza egoísta. Esto es, en parte, lo que se debate en la siguiente película que analizaremos.

En Doble (2017) de Felipe Martínez, se nos muestra al matrimonio entre Fede (Salvador del Solar) y Mariana (Majida Issa), que tienen veinte años de casados. La pareja tiene un problema, ya que Mariana supedita su trabajo sobre su matrimonio y sobre su esposo, Fede. Esta situación lo molesta e irrita. De pronto, en un hecho maravilloso provocado por un cometa, vuelve al edificio donde se conocieron y vuelve a ver a su esposa, veinte años más joven, como la primera vez. ¿Cómo es esto posible? El cometa hace que el tiempo retroceda veinte años y Fede vuelve a ver a Mariana tal como la primera vez. Luego de verse por varios días, Fede convence a la Mariana del pasado de que no estudie Economía, sino fotografía, que es su pasión. En una conversación entre los esposos se nos dice que Mariana no siguió la carrera de fotografía porque Fede la convenció de que se quede con ella y no se vaya a Nueva York. De esta forma, Fede entiende que su amor fue egoísta, pues hizo a su esposa infeliz profesionalmente. Por lo tanto, trata de remediarlo con la doble, la Mariana de hace veinte años.

Como Fede ha alterado el tiempo, al volver a su realidad se da cuenta de que él ya no está casado con Mariana, pues ella sí viajó a Nueva York y nunca se casaron. Así, él viaja a los Estados Unidos y se topa con la realidad alterna: Mariana es una fotógrafa reconocida en ese país, está casada y con dos hijas. Fede trata de recuperarla, pero ella no lo entiende. Después de eso, Fede vuelve al edificio encantado por el cometa y ve a Mariana antes de irse a Nueva York. Aquí la parte más interesante del largometraje. Fede, quien ya ha visto las dos posibilidades —vivir con Marina, pero verla triste; dejarla seguir su sueño de ser fotógrafa, pero separados—, deja al libre albedrío de la Mariana del pasado su decisión. Ella le increpa y le dice que no sabe qué hacer, qué decidir, y Fede le responde que tampoco sabe, que ella debe elegir. Pero, obviamente, en ese momento Mariana no sabe cuál es el destino que le espera si se sube a ese avión, pero Fede sí. Aquí es el momento en el cual Fede demuestra todo su amor a Mariana, aunque ella no lo sepa. Fede ama tanto a Mariana que no le importa perderla, pues así ella será feliz y seguirá su pasión: la fotografía. Cuando Fede vuelve a su realidad, Mariana está en Nueva York, él sigue con su vida trabajando en publicidad. Luego, recibe una llamada de Mariana y ella le agradece su apoyo y su visita. Él está feliz al ver que Mariana cumplió su sueño y es feliz.

En esta película también vemos que la pareja se separa, aunque en esta oportunidad a través de un hecho maravilloso: el viaje por el tiempo a través del poder del cometa. Fede ha visto las dos realidades, sin y con Mariana. Aun así, la deja decidir, pues la ama tanto y no impide que se vaya, como lo hizo él una vez. Fede ya no quiere ser egoísta y frustrar a Mariana, pues la ve feliz con su profesión y pasión: la fotografía. El amor de Fede es tal que es capaz de alejarse de su esposa para que ella realice su sueño. El amor, en esta época, significa dejar al ser amado perseguir sus metas incluso si eso implica ya no estar juntos.

En conclusión, en la serie y dos películas que hemos analizado vimos que el amor ya no es el “felices para siempre” de los cuentos infantiles. Más bien, ahora el amor se demuestra hasta en la decisión que toman los protagonistas para dejar a sus parejas y seguir sus metas, sus sueños, pues juntos sería imposible hacerlo (Habría que analizar posteriormente por qué siempre la posición masculina es el que tiene que decidir: Ted en HIMYM, Sebastian en La la land, y Fede en Doble). ¿Por qué sucede esto? ¿Cuál es la tradición que subyace a esta narrativa? Parece que una lectura sería el hecho de que en la actualidad el amor de pareja es un tema secundario al tema económico o profesional. De esta forma, los amantes no ven su proyecto personal y egoísta concluido, pues ese fin no se condice con la relación que los sujetos tienen en este mundo, donde el ser proletario y encontrar tu lugar dentro del sistema es el fin primordial.

Podemos concluir que en la actualidad estas tres representaciones ficcionales de la cultura popular nos muestran que el amor de pareja ha dejado de ser un tópico permanente y obligatorio en la sociedad occidental. ¿Qué es lo más importante? Lo que el sujeto debe buscar, he aquí mi lectura, es la consolidación profesional antes que la aventura amorosa. ¿Por qué? La respuesta es que esto se debe a que en el sistema capitalista en el cual nos encontramos lo más importante es tu lugar dentro del sistema, dentro del engranaje que se llama mundo (laboral). Nuestro lugar como proletarios, como sujetos que producen y consumen, va primero que la consolidación del ideal amoroso personal. En los tres análisis, los protagonistas dejan a sus parejas para realizarse profesionalmente, pues juntos no es posible. Así, después de encontrar nuestro lugar dentro del sistema capitalista, cuando ya hemos encontrado nuestra posición como sujetos útiles para la sociedad, entonces allí ya podemos enfocarnos en el amor. Finalmente, el amor va segundo y tu trabajo, primero.