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Imagen: the new york times

La política exterior norteamericana y Padre progresista

La imposibilidad estructural de un mundo meramente liberal

Publicado: 2017-06-26

Siempre me he preguntado por qué el gobierno de los EE. UU. aboga por la libertad como su máximo estandarte —a la par de la democracia y el libre mercado—, pero tiene que librar mil batallas en diversas partes del globo para defender este bien tan preciado. También me he cuestionado el inflado presupuesto en defensa que maneja la Casa Blanca en comparación con los demás países. Podríamos justificar esta conducta si es que hubiera enemigos, pero Cuba, Irán y Corea del Norte son niños de inicial en comparación con el ejército norteamericano. Este último, sin embargo, posee bases militares en todos los continentes. Si los países aliados de los norteamericanos son mayoría en comparación con las amenazas, entonces nuestra pregunta sería más bien ¿por qué los EE. UU. promueve la movilización militar por todo el orbe? ¿Por qué incita a la guerra en vez de la paz? Si vamos un paso más allá deberíamos decir ¿por qué debe defender la libertad a través de la coacción, las guerras y los enfrentamientos?

Si los países aliados de los norteamericanos son mayoría en comparación con las amenazas, entonces nuestra pregunta sería más bien ¿por qué los EE. UU. promueve la movilización militar por todo el orbe? ¿Por qué incita a la guerra en vez de la paz?

La respuesta no es simple y podríamos rastrearla a través de la historia de la civilización y los distintos imperios que la gobernaron. En este caso, tomaré un ejemplo de la cultura popular, el sketch de Padre progresista del argentino Peter Capusotto, para adentrarnos a la ideología que maneja el gobierno norteamericano y la imposibilidad de dejar en libertad (que ellos sí poseen) a los demás países para que tomen sus propias decisiones. Diremos que los EE. UU. necesitan del gran ejército que poseen para influenciar y no permitir que el caos (digamos, otras formas de gobierno no-capitalistas, sobre todo) se desarrolle. Si EE. UU. no controla a sus aliados, estos pueden ponerse en su contra, además que dejarían de seguir siendo socios de negocios y todo esto supondría un clima muy hostil. Si hubiera varios países luchando por la hegemonía geopolítica en el orbe, entonces habría más guerras periódicamente. Eso es, de alguna forma, lo que el gobierno controla en la actualidad en política internacional y la constante adhesión de países aliados. Por lo tanto, podríamos decir que EE. UU. y la libertad que promueve discursivamente es, por un lado, cínica; y por otro lado, está dentro de la misma estructura de un gobierno democrático-capitalista-liberal como el norteamericano: la libertad se construye a través de tu no-libertad. Así, la libertad viene predefinido con su opuesto, el control a los demás países para salvaguardar mi propia libertad. En otras palabras, el us and them, en su máxima expresión: libertad para nosotros, pero no para ustedes. Desarrollaremos esto más adelante.

A todo esto, ¿qué tiene que ver un skecth argentino como Padre progresista? Lo veremos, pero primero analizaré el propósito y lo que se propone esta comedia. En principio, Padre progresista narra las vicisitudes de una supuesta familia argentina en la actualidad: un padre “intelectual, músico y escritor”, una esposa y sus dos hijos. El estribillo inicial nos aclara las características del padre: “inteligente y de buen pensar”, además de que “siempre [anda] resolviendo la contradicción entre lo que piensa y lo que siente”, nos dicen. Veremos si sucede. En los distintos capítulos aparece la esposa usando vestidos cortos, lista para ir a una fiesta o de viaje, etc.; el hijo fuma marihuana y trae vagos, amigos, gais o lesbianas, extranjeros indocumentados a su casa a hacer música y fumar un “poco de hierba”; la hija tiene un novio “pelilargo” con el cual tiene relaciones sexuales dentro de la casa. Todo esto ocurre en un ambiente en el cual todos poseen mente abierta y un juicio moderno de la vida donde no se debe impedir nada a los miembros de la familia, sino experimentar y vivir la juventud y sexualidad como mejor les parezcan. Todo bien en el discurso, pero aquí viene el rollo del asunto. What is the catch?, ustedes dirán.

Si en una escena esto sucede frente al impávido padre progresista, inmediatamente vemos que hay un espacio-otro: el estudio; un lugar (su consultorio, cuarto de lectura o de reflexión) donde vemos un retrato de Freud y donde nuestro padre progresista grita, injuria y lamenta su fortuna por la familia que posee. Este espacio-otro es el lugar donde vierte su ira contra la familia que no puede controlar, pues hacerlo iría en contra de sus ideas liberales. Más sintomático aún, y lo que hace cómica a la serie, es que él se autoflajela hiriéndose (de distintas y exageradas maneras) el miembro viril: lo corta, lo quema, lo extiende, etc. Esto nos da a entender que el “falo” le es inservible ya que no lo utiliza. El falo como símbolo histórico de la violencia, el control y la virilidad no le sirve. Está castrado social y discursivamente. Solo en este espacio-otro es donde él puede sacar a la luz su verdadero yo sin estar sujeto a la ideología liberal. Este skecth cómico juega con eso: el padre progresista es conservador en lo privado, pero liberal en lo público. De esta manera, subvierte los patrones comunes de la sociedad donde somos conservadores en lo privado, pero liberales en lo público.

portada del sketch del programa peter capusotto y sus videos

Por lo tanto, si socialmente, en el discurso actual, se exacerba el liberalismo al extremo y lo tratamos de llevar a la práctica, nos veremos como una caricatura, como el protagonista del Padre progresista. Mientras él se toma muy en serio la libertad y el liberalismo económico y democrático, su entorno, su familia, está en el caos, pues no puede usar su virilidad (la imagen del falo extirpado aquí es clave), su autoridad perdida como padre para controlar su familia y llevarla por el camino que él siempre quiso.

Mientras el padre progresista se toma muy en serio la libertad y el liberalismo económico y democrático, su entorno, su familia, está en el caos.

En un episodio clave, el padre progresista está en las nubes soñando con la familia ideal: una esposa ama de casa, un hijo profesional, y su hija al lado de su esposo en traje y corbata: una familia hecha y (de) derecha. Inmediatamente vemos que para lograrlo tendría que volverse autoritario, ya que se nos muestra el rostro de Mussolini en lugar del padre progresista.

El padre progresista y la familia idea (fotograma)

De todo este corto análisis podemos decir que en el sketch de Peter Capusotto del Padre progresista está la crítica al liberalismo contemporáneo, pues, de una parte, se nos dice que seamos libres y gocemos nuestra aparente libertad; pero, por el otro lado, esa libertad, si se ejerce de manera total, entonces devendría en caos. La utopía liberal se convierte en Mal. Por ello el padre progresista se lamenta y se queja por el caos que existe dentro de su estructura familiar, puesto que su misma ideología es la que ha permitido eso. Si fuera conservador y autoritario, habría podido instruir a los miembros familiares por el camino que él hubiera deseado, no los que ellos hubieran elegido. Vemos aquí el debate entre el individualismo y la autoridad, en este caso, la paterna.

Volviendo a nuestro punto sobre la política exterior norteamericana, podemos concluir que no es una respuesta cínica la que ellos tienen de parte del liberalismo que profesan discursivamente, sino que conocen y saben que existe una “falla estructural” dentro de su discurso. La libertad de la que los EE. UU. goza viene ligada a la no-libertad de sus aliados, al control militar que ejerce directa o indirectamente sobre los demás estado-naciones. Saben que tienen que ejercer esa autoridad, pues si no lo hicieran vendría el caos (como en el sketch del Padre progresista).

En síntesis, respondiendo a las preguntas con las que iniciamos nuestro ensayo, diríamos que (1) el gobierno norteamericano promueve la militarización en todo el orbe para defender la libertad que ellos poseen y alentar las políticas que ellos practican dentro de los países aliados. EE. UU., entonces, sería como el padre que guía a sus hijos por el “buen camino” de la democracia y el libre mercado, pero en desmedro de su propia libertad, pues teme que elijan el “mal camino” del desorden, desobediencia y rebelión hacia el padre.

EE. UU incita la guerra y no la paz (2), porque nunca se dejará en libertad a los aliados, puesto que siempre hay que tener un ojo encima de ellos y ver todos sus movimientos para asegurarnos de que no se desvíen del camino democrático y liberal.

Finalmente, el gobierno norteamericano promueve la libertad a través de la guerra y la coacción (3) porque es el único método con el cual se llega al “orden”. Puesto que si dejamos al libre albedrío a los países y permitimos que decidan sus políticas internas y externas, no sabremos con seguridad si escogerán el mismo camino que el nuestro. Siempre habrá el peligro del caos y esto supondría un peligro para la libertad norteamericana.


Escrito por

Ernesto Castillo

Soy crítico literario, músico, teórico, gusto del teatro y la filosofía. Últimamente me dedico a escribir.


Publicado en

Letra 0culta

Textos sobre teoría y análisis literario y social.