Individualismo y colectividad
¿Todos debemos pensar y actuar igual? ¿Somos una sociedad homogénea o heterogénea?
Hay dos cuestiones que últimamente he estado reflexionando y tienen que ver con las posibilidades que estos pensamientos tienen nuestra sociedad: el individualismo y la colectividad. Veamos.
La sociedad se divide entre libertarios y conservadores: los que pregonan la total libertad del individuo a escoger hacer lo uno o lo otro, o los que propugnan que sus principios e ideales deben de ser compartidos con todos por igual.
Hay personas que optan por la total libertad de las población a elegir sus gustos, orientación política, sexual, económica y un largo etcétera; todo esto dentro de la idea de que cada individuo es libre y tiene la suficiente madurez para optar por el camino que más le convenga. Además, el sistema actual te brinda un abanico de posibilidades para desarrollarte en distintas ramas de la sociedad. Por otro lado, están los individuos que se caracterizan por defender a capa y espada sus ideas y principios —las comunidades religiosas, los grupos minoritarios, por ejemplo—, ellos pertenecen a una amplia comunidad que comparte el mismo lineamiento —estar en contra del aborto, en contra de la despenalización de las drogas, en contra de los matrimonios entre personas del mismo sexo, etc. — y, por lo tanto, los demás, que pertenecen a la nación que los acoge, deben de también seguir sus lineamientos. Así, la sociedad se divide entre libertarios y conservadores: los que pregonan la total libertad del individuo a escoger hacer lo uno o lo otro, o los que propugnan que sus principios e ideales deben de ser compartidos con todos por igual.
El debate debería girar en torno a si somos una sociedad homogénea o heterogénea.
Por ejemplo, si revisamos los temas más polémicos de los últimos años: 1) el aborto, 2) el matrimonio igualitario y 3) la despenalización de las drogas; los tres asuntos marcan las tendencias actuales de cada grupo político, ya estés a favor o en contra.
Pero miremos más allá, el debate debería girar en torno a si somos una sociedad homogénea o heterogénea. Me explico: narramos nuestra nación, nuestra historia, a partir de una sola mirada (homogénea y por lo tanto todos tenemos las mismas costumbres y pensamientos) o lo realizamos a través de distintos puntos de vista y aceptamos que somos distintos, heterogéneos por consecuencia de las migraciones internas y externas, que poseemos diversas culturas, religiones, etc.
Yo estoy a favor de la segunda idea. Cada nación y estado en el planeta se desarrolló a partir de historias que hacían congeniar a un grupo mayor de personas con las mismas creencias, ideas, escritura y lengua. Pero con el pasar de los años, hemos ido transformando el mundo y los países en ciudades y pueblos multiculturales, todo ello en sintonía con las grandes olas migratorias, sobre todo de la periferia hacia el centro (de América Latina a Estados Unidos o de África a Europa, por ejemplo).
Si consideramos todo esto vemos que la lucha es constante entre los que no quieren deshacerse de sus principios al verse “amenazados” por los nuevos inquilinos del estado en contraposición con los que aceptan la diversidad como una realidad y declaran que cada individuo o grupo social es libre para tomar la decisión que les plazca. Hay que aceptar los cambios porque la historia de la humanidad es así, distinta cada vez.
Escrito por
Soy crítico literario, músico, teórico, gusto del teatro y la filosofía. Últimamente me dedico a escribir.
Publicado en
Textos sobre teoría y análisis literario y social.